“De labradores a señores, una historia de película”
Entre los años 1880 y 1920 Lloret de Mar vivió un cambio radical que transformó el municipio de arriba abajo. De ser un pueblo de labradores y pescadores que se veían obligados a emigrar, pasó a ser una villa próspera y, sobre todo, con futuro. Muchos de estos lloretencs que emigraron a América en busca de fortuna mantenían una estrecha relación con el pueblo donde nacieron. Eran los indianos, que en Lloret de Mar eran llamados americanos. Las fortunas que acumularon algunos de estos lloretencs se tradujeron en mejoras en el urbanismo, la sanidad, la educación y el nivel de vida en general. Al mismo tiempo, los que volvían, se construyeron casas y mansiones señoriales que hoy forman parte de un legado histórico que marcó por siempre jamás la personalidad de Lloret de Mar.
El año 1778, el rey Carles III promulgó el Decreto del Libre Comercio con las colonias americanas y este fue el impulso definitivo por el que muchos se embarcaron en esta aventura. Fue la época en que se empezaron a construir grandes barcos en las playas de Lloret para marchar a América.
La Feria de los Americanos es el homenaje que cada año rinde la villa a un periodo de su historia sin el cual Lloret de Mar no sería el que es hoy. Recuperando el ambiente indiano de principios del s. XIX Lloret entra dentro de la máquina del tiempo para retroceder y revivir una parte de su pasado: mercado de época, exposiciones, pasacalles, música, talleres, visitas teatralizadas…Todo lo necesario para Be an Indiano.
Los barcos invertían entre cuatro y seis meses para hacer el viaje Lloret-Santiago de Cuba
Nicolau Font i Maig fue a Jaruco (Cuba) llamado por un tío y volvió a Lloret con una gran fortuna. Conocido con el nombre del conde de Jaruco, un título nobiliario que él no aceptó por sus ideales catalanistas, fue el impulsor de la rehabilitación del Santuario de la Virgen María de Gracia en Sant Pere del Bosc en 1898.
Personaje singular, Font vivió entre Cuba y París y volvió a Lloret para disfrutar de los últimos años de su vida de forma contemplativa a su espectacular mansión lloretenca ahora convertida casa-museo, Can Font.
El lloretenc Narcís Gelats fue un banquero y empresario que inicia su periplo en Cuba en 1860. Después de estudiar banca en los Estados Unidos, Narcís fundó en La Habana el Banco Gelats junto con su hermano Joan y su tío. Banco Gelats acontecería rápidamente el banco más importante de la isla. Además de su éxito como empresario, Gelats fue un gran benefactor y no se olvidó nunca de sus orígenes.
Una vez en Lloret, financió las obras de la capilla del Santísimo Sacramento de la iglesia de Sant Romà y también llevó a cabo donaciones y ayudas a congregaciones de enseñanza y beneficencia.